El descanso y los dolores: un vínculo de causa a efecto indiscutible

Pasamos cerca de un tercio de nuestra vida en una cama, por ello un colchón malo puede tener consecuencias insospechadas: aunque el sueño tenga en principio virtudes reparadoras innegables, una cama de mala calidad puede pronto transformar la noche en verdadera pesadilla. Además de sufrir un sueño agitado, los dolores causados por una cama mal adaptada y un colchón en mal estado pueden ser incapacitantes. No es raro caer en un círculo vicioso: los dolores perjudican forzosamente un sueño reparador, y esto irá empeorando.

El dolor de espalda es una de las principales consecuencias de dormir mal y de una cama no adaptada a las necesidades del durmiento: la columna vertebral es particularmente vulnerable durante la noche, y la mayor parte de la población nota dolores al despertar. Para evitarlos, conviene pues elegir un conjunto de cama adaptado a tu morfología o incluso diseñado especialmente para aliviar el dolor de espalda.

El dolor de espalda es una de las principales consecuencias de dormir mal y de una cama no adaptada a las necesidades del durmiento: la columna vertebral es particularmente vulnerable durante la noche, y la mayor parte de la población nota dolores al despertar. Para evitarlos, conviene pues elegir un conjunto de cama adaptado a tu morfología o incluso diseñado especialmente para aliviar el dolor de espalda.

Algunas personas no soportan la posición tumbada inmóvil, hasta el punto a veces de no poder dormir durante una noche completa en una cama sin sentir dolores al día siguiente. Además del dolor de espalda, la circulación sanguínea se ve alterada y las zonas de apoyo no están bien irrigadas. Esto puede conducir a dolores de intensidad variable, que van del entumecimiento de los miembros a dolores agudos.
La espalda de forma general también es un centro focalizado de dolores por dormir mal: lumbalgia, tortícolis y demás dolores vertebrales son corrientes entre las personas.
Disponer de una buena cama también es indispensable: para las personas que tienen un colchón de más de 10 años, gastado o de mala calidad, tal vez ya sea hora de invertir y renovar el conjunto de descanso.

¿Qué cama para qué tipo de dolor de espalda?

Para elegir una cama adaptada a sus problemas de espalda, no se debe limitar a un buen colchón. El somier y la almohada también son importantes: un colchón de calidad perderá una buena parte de sus virtudes estando colocado encima de un somier de malo, y una almohada no adaptada es a menudo una fuente de dolores cervicales. Según los problemas de espalda, algunas camas están más adaptadas que otras. Aquí tienen unas pistas para elegir la más adecuada, ya sea el tipo del colchón, somier o el cojín.

El colchón

Firme o mullido, de muelles o de visco, los tipos de colchón diversos y variados. Aunque se recomiende un colchón firme en general para las personas sujetas a dolores dorsales, algunos prefieren un colchón más mullido. La morfología y los gustos personales ocupan un lugar preponderante en la elección del colchón.

Una cama firme también se recomienda para las personas que no tienen ningún problema de columna vertebral y para los niños. Sin embargo, una cama demasiado blanda predispone a despertarse mal y con dolores. Atención a no confundir confort de recepción y apoyo del colchón: un colchón puede ser blando en el momento de instalarse pero con un apoyo firme. Es lo ideal en materia de confort. Varios tipos de colchón permiten a cada cual orientarse en la miríada de ofertas existentes.

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Beneficios de cada tipo de colchón

El somier

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Igual que para los colchones, existen diferentes tipos de somieres. Optar por un buen somier es tan importante como la elección del colchón, ya que éste último puede llegar a perder parte de sus calidades de apoyo y de confort, de lo contrario.

Los somieres de láminas son los más corrientes: distinguimos somieres de láminas fijas o de láminas articuladas. Estas últimas son en general más cómodas al permitir al somier adaptarse a las diferentes posiciones y movimientos, aún más si las láminas activas son regulables. En este caso, la firmeza puede ser regulada de forma diferente según las partes del cuerpo, permitiendo evitar los problemas de espalda.

El somier de picos es ideal para los problemas de espalda. Formado por picos flexibles, se adapta a todos los movimientos del cuerpo y procura un apoyo punto por punto. El confort de la cama es en principio mejor y la ventilación del colchón siempre buena.

Los somieres «tablas», muy corrientes antes, han sido sustituidos por los somieres de láminas. Mucho más firmes, les falta en particular ventilación, lo que perjudica considerablemente la higiene y la duración de vida del colchón. Además, un apoyo demasiado firme también puede perjudicar tanto, en términos de dolores, como un colchón demasiado blando. Este tipo de somier fue sustituido rápidamente, de forma general, por somieres de láminas.

También encontramos el somier de muelles que, como los colchones de muelles, están formados por muelles bicónicos o ensacados. La duración de vida de estos somieres es relativamente inferior que la de los demás tipos de somieres, lo que implica comprobar regularmente si los muelles no están demasiado chafados.

Por fin, para las personas que tiene graves problemas de espalda o dificultades para levantarse, existen somieres eléctricos, también llamados «cama de relajación». Estas últimas están formadas por 5 zonas, incluidas 4 móviles, lo que permite instalarlas de forma óptima. Pero todos los tipos de colchón no son compatibles con este tipo de somier.

La almohada

Una buena almohada no debe ser ni demasiado fina, ni demasiado gruesa. En ambos casos, los dolores cervicales tendrán tendencia a aparecer. En principio, una almohada debe rellenar la distancia entre el cuello y los hombros y garantizar un alineamiento de la columna vertebral. Según la posición adoptada para dormir, se recomendará pues una almohada más o menos gruesa.

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Beneficios de cada tipo de almohada

Recuerda...